Kambiz Nazerian, jefe de la Compañía de Distribución de Electricidad de Teherán, dijo que desde el inicio del año civil persa, que comenzó el 21 de marzo, los inspectores de diferentes distritos de la capital iraní han cerrado decenas de granjas de minería ilegal.
Curiosamente, muchas de estas unidades de criptominería no autorizadas fueron descubiertas, al parecer, en lugares públicos, como escuelas y mezquitas, que reciben electricidad gratuita o fuertemente subvencionada. A principios de junio, el gobierno iraní ordenó a los mineros de criptomonedas con licencia que cerraran temporalmente su negocio debido a que el verano extremo afectaba a la red eléctrica del país durante los meses de calor.
Tavanir, la Compañía de Generación, Distribución y Transmisión de Energía de Irán, dijo a las plataformas autorizadas que dejaran de minar criptodivisas, que consumen mucha energía, hasta nuevo aviso, ya que el país se enfrenta a importantes cortes de energía en muchas ciudades.
La autoridad dijo en un comunicado que «Actualmente hay 118 centros de extracción [de monedas digitales] autorizados en el país, que deben cortar su suministro de electricidad de la red nacional desde principios de julio.»
Sin embargo, la empresa estatal de electricidad advirtió que la minería ilegal de criptodivisas en Irán representa casi el 85% del consumo del sector. Por ello, las autoridades acusan periódicamente a los operadores sin licencia de utilizar grandes cantidades de electricidad, consumiendo más de 2GW cada día y causando el 20% de los apagones en todo el país.
Según las estimaciones del sector, alrededor del cinco por ciento de la extracción mundial de BTC tiene lugar en la República Islámica. La floreciente industria permitió a Irán ganar cientos de millones de dólares con la venta de criptodivisas, que se utilizaron para mitigar el impacto de las sanciones occidentales.
Mientras que los mineros de criptomonedas están siendo expulsados de muchos países, la industria hambrienta de energía en la República Islámica obtuvo luz verde para operar legalmente. Irán fue uno de los primeros países del mundo en reconocer la minería de criptodivisas en 2019. Desde entonces, el país ha establecido un régimen de licencias que exige a los mineros tener una licencia, identificarse, pagar una tarifa más alta por la electricidad y vender sus bitcoins minados al gobierno.