Adam Flanagan, un ingeniero estadounidense que trabajaba para una empresa privada que administraba redes de suministro público de agua, fue condenado a un año y un día de prisión por sabotear dicho sistema luego de ser despedido por la compañía.
Flanagan, utilizando los conocimientos que aplicaba en su ocupación, y en represalia por su despido, accedió a las estaciones centrales de suministro de agua y deshabilitó los lectores que comunicaban a cada estación con su respectivo proveedor de agua. ¿El resultado? Cinco ciudades de la costa este de Estados Unidos se quedaron sin agua. Por el incidente, Flanagan deberá cumplir un año de prisión efectiva, aunque al reconocer su culpa logró evitar una pena de 90 años.
Con información de: Bleeping Computer.