Por Daniel Monastersky – Director del Centro de Estudios en Ciberseguridad y Proteccion de Datos de la Universidad del CEMA (CECIB)
Hace aproximadamente una década, me aventuré a explorar el incipiente impacto de la información en internet, vislumbrando un futuro donde la identidad digital se convertiría en un viaje de múltiples etapas. En aquel artículo, describí cómo el contenido positivo o negativo en la red tendría consecuencias significativas, dando inicio a la evolución de nuestras identidades digitales.
En esa visión profética, anticipé que la primera identidad digital de cada individuo llegaría a su fin al culminar la etapa educativa o al adentrarse en el mundo laboral. Este presagio no era simplemente una especulación, sino una respuesta a la creciente marea de información que se esparcía a lo largo y ancho de internet. Este torrente, lejos de ser inofensivo, se convertiría en un desafío ineludible para el desarrollo normal de relaciones interpersonales y el inicio de la vida laboral.
Primera Etapa: «Sharenting» y la inocencia perdida
Esta profecía encuentra sus raíces en el reconocimiento del «sharenting» como el germen de la identidad digital. La sobreexposición en línea desde la infancia plantea la pregunta crucial sobre quién controla realmente nuestra narrativa digital. La primera identidad, predeterminada por las decisiones de otros en lugar de nuestras propias elecciones, se convierte en un capítulo inicial y, a menudo, incontrolable.
Segunda Etapa: Ciberbullying en las aulas virtuales
El ciberacoso, se convierte en un episodio sombrío en la segunda etapa. La inmadurez digital se manifiesta en acciones impulsivas que dejan una huella duradera en la identidad en desarrollo. Las consecuencias de compartir contenido sin considerar las repercusiones afectan la forma en que otros nos perciben, moldeando así la narrativa de nuestra identidad digital.
Tercera Etapa: Reputación digital y la puerta laboral
Al ingresar al ámbito laboral, la profecía se materializa con la magnitud esperada. La reputación digital se convierte en una puerta que puede abrir o cerrar oportunidades laborales. Las empresas, en su escrutinio en línea, determinan la idoneidad de un candidato según lo que Google revela. La frase «Vos sos quien Google dice que sos,» expresada por mí en aquel entonces, se vuelve más que una declaración; es la manifestación de una realidad incuestionable.
Adelanto Profético: Una predicción hecha realidad
El adelanto profético, hecho hace una década, cobra vida en cada fase de este viaje digital. La evolución de la identidad digital, que predije, se revela como un fenómeno ineludible y a veces desafiante. En un mundo donde la información es poder, la construcción de nuestra identidad digital exige no solo conciencia sino también la habilidad de navegar por las aguas turbulentas de internet con precaución y discernimiento.
El Apocalipsis Digital y la necesidad de la educación
El paisaje digital que se vislumbra es, en ciertos aspectos, apocalíptico. La profecía de múltiples identidades digitales no es solo una visión futurista, sino una realidad que enfrentamos hoy. La vorágine de información amenaza con consumir nuestras oportunidades y relaciones si no actuamos con urgencia.
Ante este panorama, se hace imperativo contar con campañas masivas y sostenidas en el tiempo de educación y concientización digital desde temprana edad. Los jóvenes deben ser dotados con las herramientas necesarias para entender las implicaciones de sus acciones en línea. De lo contrario, la identidad digital seguirá siendo un terreno fértil para la discordia y el declive profesional. En un mundo donde las huellas digitales son imborrables, la educación emerge como la única tabla de salvación en este mar digital tumultuoso.