Desde su entrada en vigor en 2018, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea ha sacudido el panorama empresarial con multas que ya suman 4.500 millones de euros por infracciones. Pero además de evitar estas sanciones multimillonarias, el cumplimiento estricto de esta normativa se ha convertido en un diferencial estratégico y habilitador de oportunidades de negocio para las empresas.
Una investigación de la compañía NordLayer revela que se han impuesto 2.072 multas por violaciones al RGPD en los últimos seis años. España, Italia y Alemania lideran esta inadmisible lista. En España se han registrado 842 sanciones por un monto total de 80 millones de euros. A pesar de recibir menos de la mitad de multas que España, las empresas italianas han desembolsado alrededor de 300 millones de euros, lo que sugiere sanciones de mayor magnitud en promedio. En Alemania se contabilizan 186 violaciones con multas que suman 55 millones de euros.
Carlos Salas, experto de NordLayer, afirma: «El RGPD ha forzado una necesaria priorización de los derechos de privacidad y ha remodelado por completo el panorama digital«. Las empresas que no han adoptado estas exigencias han pagado un precio muy alto, como Meta, sancionada con 2.500 millones de euros.
Sin embargo, para las compañías que han abrazado el desafío, ser «compliance» con el RGPD y otras regulaciones de datos se ha convertido en una ventaja competitiva clave. Daniel Monastersky, socio y co-fundador de la consultora Data Governance LATAM, comenta: «En la era digital, donde los datos son el nuevo petróleo, ganarse la confianza de los consumidores demostrando un sólido compromiso con la privacidad es fundamental.»
Facundo Malaureille, socio y co-fundador de Data Governance Latam, agrega: «Empresas pioneras en privacidad de datos como Apple y Mozilla han capitalizado esta narrativa, posicionándose como marcas éticas y responsables. Pero no se trata solo de marketing: estudios demuestran que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos y servicios que protejan mejor su privacidad.»
Más allá de las sanciones millonarias, el verdadero costo del incumplimiento es perder la confianza de los clientes y quedar rezagado en la carrera por liderar la economía de datos. Como señala Monastersky: «Las regulaciones como el RGPD ya no son una molestia burocrática, sino un estándar de calidad que habilita nuevas oportunidades de negocio para las empresas que respetan la privacidad.«