Ross Compton, un estadounidense de seis décadas de vida, sufrió el incendio de su casa y la pérdida de todas sus pertenencias. A pesar del mal trago, había una buena noticia para él: por el siniestro, la aseguradora debería abonarle 400.000 dólares.
Sin embargo, algunas inconsistencias entre sus relatos del episodio, despertaron sospechas entre los investigadores a cargo de esclarecer el siniestro, al punto de que la justicia solicitó el análisis de la información guardada en un marcapasos que Compton llevaba puesto. Con el resultado de este informe, la policía concluyó que Compton había inventado varios de los argumentos presentados, y que muy probablemente haya incendiado a propósito su propia casa, con el objetivo de cobrar el seguro.
Todo se definirá en la justicia a fin de año, cuando Compton deba enfrentar el juicio bajo las acusaciones de incendiar su casa deliberadamente y de fraude a su compañía de seguros.
Con información de: Wired.