Por Daniel Monastersky – Socio en Data Governance Latam
En la actualidad, la protección de nuestros datos personales se ha convertido en una prioridad. El consentimiento expreso, como piedra angular de las normativas de protección de datos, se alza como el elemento esencial para salvaguardar nuestra privacidad y mantener el control sobre nuestra información en línea.
Vivimos en una época en la que la información fluye constantemente a través de la red. Cada clic, cada interacción, deja un rastro de datos personales que puede ser recopilado y utilizado por diversas entidades. Ante esta realidad, la importancia de contar con normativas sólidas de protección de datos se vuelve imprescindible. Y dentro de este marco, el consentimiento expreso emerge como el cimiento sobre el cual se construye una relación de confianza entre usuarios y organizaciones.
El consentimiento expreso implica que los individuos deben otorgar una aprobación clara y específica para que sus datos sean recopilados y tratados. Esto se traduce en un empoderamiento real de los usuarios, quienes pueden tomar decisiones informadas y conscientes sobre cómo quieren que se utilice su información personal. Al contar con un consentimiento informado, los usuarios pueden evitar situaciones de abuso o mal uso de sus datos por parte de empresas o terceros.
Una característica fundamental del consentimiento expreso es la transparencia. Las organizaciones deben proporcionar información clara y comprensible sobre qué datos se recopilan, con qué fines y cómo se almacenarán. De esta manera, se garantiza que los usuarios estén plenamente conscientes de cómo su información será utilizada, permitiéndoles ejercer un control real sobre su privacidad.
Asimismo, el consentimiento expreso es un pilar esencial para el cumplimiento de normativas y regulaciones de protección de datos, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) en la Unión Europea. Estas normativas establecen que el consentimiento debe ser un acto claro y afirmativo por parte del usuario, lo que refuerza la importancia de que sea expreso y no implícito.
Un consentimiento expreso también fomenta una cultura de responsabilidad y ética en el tratamiento de los datos personales. Las organizaciones se ven obligadas a ser más diligentes y cuidadosas en la forma en que manejan la información de sus usuarios, lo que se traduce en una mayor protección de la privacidad y una menor probabilidad de filtraciones o incidentes de seguridad.
Algunas organizaciones abogan por el consentimiento tácito debido a sus beneficios potenciales. Consideran que esta forma de obtención de consentimiento puede reducir la burocracia asociada al tratamiento de datos a nivel normativo. Al requerir menos interacciones explícitas con los usuarios, las empresas pueden agilizar los procesos de obtención de consentimiento y simplificar el cumplimiento de las regulaciones de protección de datos, especialmente en entornos digitales donde la velocidad y la eficiencia son cruciales.
No obstante, es importante destacar que el consentimiento tácito no debe ser tomado a la ligera. Las organizaciones deben asegurarse de cumplir con los requisitos legales y éticos relacionados con la privacidad y la protección de datos, incluso cuando utilizan esta forma de consentimiento. La transparencia, la responsabilidad y el respeto por los derechos de los usuarios siguen siendo fundamentales para garantizar una protección efectiva de la información personal en el mundo digital. En última instancia, el equilibrio entre la comodidad operativa y la protección de la privacidad del usuario debe ser mantenido para lograr un tratamiento de datos responsable y confiable.
El consentimiento expreso se erige como un pilar indispensable para la protección de datos y la preservación de la privacidad en el entorno digital. Aunque el consentimiento tácito puede resultar tentador para algunas organizaciones, es fundamental garantizar que cualquier forma de consentimiento se ajuste a las normativas vigentes y respete plenamente los derechos y expectativas de privacidad de los usuarios. La protección efectiva de los datos requiere un enfoque equilibrado y transparente para asegurar que los usuarios mantengan el control sobre su información personal en el mundo digital.